“Un pacto de amor a Francisco” fue la consigna a la que respondieron cientos de personas esta tarde en Buenos Aires, Argentina, al participar de una peregrinación a modo de despedida y homenaje al Santo Padre.

Las calles se llenaron de color con banderas, pancartas, fotos, y mensajes dirigidos al Papa argentino, que el pasado lunes partió a la Casa del Padre, y al que su ciudad natal decidió homenajear con alegría.

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Por eso, murgas de distintos barrios también se hicieron presentes para aportar la música y la danza a la tarde del sábado, mientras a más de 10.000 kilómetros de distancia, los restos del Papa Francisco ya se encuentran en el lugar de su descanso definitivo: la Basílica de Santa María la Mayor.

Encabezada por distintas imágenes de la Virgen, como la patrona de Argentina, Nuestra Señora de Luján, y la Madre de los paraguayos, la Virgen de los Milagros de Caacupé; una gran columna de fieles partió desde la Catedral Metropolitana y caminó por las “periferias existenciales”, los lugares de dolor que ocupaban un lugar especial en el corazón de Jorge Bergoglio, prioridad que continuó durante su pontificado.

De este modo, la peregrinación pasó por la Casa Mama Antula; la Plaza Constitución, lugar de paso de muchos trabajadores, donde cada año el Cardenal Bergoglio celebraba una Misa; el Hospital Borda/Tobar/Rawson; la Cárcel del Muñiz; el Hogar de Cristo San Alberto Hurtado, que trabaja en prevención y asistencia de adicciones; y la Parroquia Virgen de Caacupé, en la Villa 21-24 de Barracas.

Peregrinación "Pacto de amor a Francisco" en Buenos Aires. Crédito: Julieta Villar/EWTN News
Peregrinación "Pacto de amor a Francisco" en Buenos Aires. Crédito: Julieta Villar/EWTN News

“Nos devolvió la sonrisa”

Lucas camina con un rosario en el cuello y una camiseta verde con la insignia de los Hogares de Cristo. Viene del Hogar Buen Samaritano, de La Matanza y no lo duda: “Vine a acompañar al Papa Francisco y al Padre Bachi”, dice al recordar al “cura villero” que se destacó en su lucha por recuperar a muchos jóvenes de las adicciones, y murió en 2020 luego de varios meses internado a causa del COVID-19. 

“El Papa Francisco significó mucho. Fue el que no se olvidó de nosotros, los que tenemos problemas de adicciones; de la gente humilde, y nos hizo reconocer, mediante el funcionamiento de los Hogares, que la adicción fue una parte de nuestras vidas, que no es toda nuestra vida”.

“Vivíamos en la oscuridad, y nos devolvió la sonrisa. Hoy gracias a ellos tenemos la esperanza de salir adelante”, resume.

“Abrió la puerta a todos”

Alejandra se emociona al reconocer: “Siempre estuve esperando que él viniera, y como no se pudo dar, quise despedirme de él haciendo esto: viniendo a la Misa y haciendo esta peregrinación”.

“Yo creo que fue un Papa diferente a todos, les abrió la puerta a todos y no discriminó a nadie”, aseguró, y añadió: “Acercó la religión a quienes antes estaban excluidos”.

Peregrinación "Pacto de amor a Francisco" en Buenos Aires. Crédito: Julieta Villar/EWTN News. Crédito: Julieta Villar/EWTN News
Peregrinación "Pacto de amor a Francisco" en Buenos Aires. Crédito: Julieta Villar/EWTN News. Crédito: Julieta Villar/EWTN News

Un Papa “igual que todos nosotros”

Lidia lleva pegada a su pecho una foto donde se puede ver a un joven Cardenal Jorge Bergoglio, junto al P. José María Di Paola, referente de la pastoral de las villas. En medio de ellos, un hombre: su padre, que falleció hace 7 años.

La foto fue en 2006, durante una cena del grupo de hombres de la Villa 21-24, del barrio de Barracas, en la que el Arzobispo estaba de visita. En el momento de la foto, recuerda sonriendo, “estaban comiendo choripán, y para la foto, mi papá escondió el choripán detrás de Bergoglio”.

Lidia con la foto de su papá junto a Jorge Bergoglio y el P. José María Di Paola. Crédito: Julieta Villar/EWTN News
Lidia con la foto de su papá junto a Jorge Bergoglio y el P. José María Di Paola. Crédito: Julieta Villar/EWTN News

Con gran familiaridad, Lidia recuerda que el Papa “significó mucho” para la gente de la villa. “Siempre venía, cada 8 de diciembre caminaba con nosotros, se ensuciaba los zapatos con barro, igual que todos nosotros, y esa era nuestra felicidad”.

“Su partida nos dolió mucho, pensamos que iba a aguantar un poquito más. Gracias a Dios ahora está bien, con la Virgen, y también con mi papá”, concluye.